Valeria Girard
El desafío de pararse frente al aula
8 de septiembre 2017 · 20:09hs
Pararse frente al aula nunca fue tarea fácil, pero en la actualidad la labor se complejiza cada vez más.
El lunes 11 de setiembre se celebra el Día del Maestro y el 17 el Día del Profesor, más allá de los homenajes, los saludos y los mimos también vale ponerse en la piel de quienes se paran frente a un aula y aceptan los desafíos que les imponen las nuevas generaciones, la necesidad de olvidar los métodos pedagógicos tradicionales, el clima político y económico, la relación de los niños y adolescentes con las redes sociales, la desigualdad social, el flagelo de la droga, la pobreza...
El rol del docente hoy no es claro, y muchos de ellos admiten que tienen dificultades para motivar a sus alumnos, quienes confían más en la web que en su palabra y conocimiento.
La función social que cumplen es imprescindible, y de pronto tienen que vérselas para explicarle a su grupo de alumnos que Fausto, el adolescente de El Palenque, fue víctima de la Ballena Azul, que Oriana, de Paso de las Piedras, tomó la drástica decisión de suicidarse tras sufrir bullying en la escuela; que Solange fue hallada sin vida en Colonia Avellaneda, que los familiares de Sabina no encuentran explicación ni consuelo sobre el fatal desenlace tras la desaparición de la chica de San Benito. Tienen que explicarles, dar un mensaje en defensa de la vida y también lograr que los chicos expresen sus miedos y sus inquietudes.
Los docentes hoy en las aulas no pueden evadir hablar sobre la desaparición de Santiago Maldonado, visto por última vez el 1° de agosto. Ese día, según testigos y allegados, participaba de una protesta mapuche que luego fue desalojada por la Gendarmería. Tampoco pueden los educadores dejar de hablar de la movilización por la aparición con vida del joven, que terminó con una violencia generalizada. Y no pueden hacerlo en medio de un clima político enrarecido y crispado, sumado a una marea de incomprensión e intolerancia en las redes sociales que te ubica irremediablemente de un lado o de otro.
Los chicos tienen inquietudes y los educadores deben contener, escuchar, ser consejeros en muchos casos; y es que, si su objetivo es que aprendan, tienen que atender en primera instancia la demanda de los chicos. No es fácil pararse frente al aula, mucho menos cuando se carga con fuertes reclamos en materia salarial, con pedidos de mejoras edilicias en las instituciones públicas, de servicios básicos, de transporte en algunos casos, de tecnología en otros. Además, con distintos matices, en muchas aulas los docentes se enfrentan hoy con graves problemas de comportamiento por parte de sus alumnos.
Entiendo que en este contexto no es fácil, pero no se puede perder nunca de vista que el objetivo prioritario, por lo menos en una sociedad democrática, es enseñar a pensar, a formar espíritus críticos, independientes y creativos en todo el sistema educativo.
A todos los docentes que lo intentan día a día, que se paran frente a sus alumnos con el claro objetivo de dar un poco más que los contenidos pedagógicos, va mi reconocimiento.