Las altas temperaturas de los primeros días del año y las nulas o pocas precipitaciones, tanto en el 2024 –con los registros más bajos de los últimos 21 años– como a principios de este 2025 afectaron considerablemente el suelo de Entre Ríos, que se mantiene en su mayoría bajo sequía, provocando una caída en la condición de cultivos como el maíz.
La sequía persiste en Entre Ríos y complica la condición de los granos
La producción entrerriana lucha contra la falta de lluvias. Según la Bolsa de Cereales, se necesita un cambio urgente en febrero para salir de la sequía.
Si bien las lluvias de los últimos días se distribuyeron en casi toda la provincia, sólo mejoró el nivel en el sur entrerriano, que salió de la sequía pero mantiene reservas escasas.
Además, el aumento de la temperatura que exige una mayor demanda de agua. El balance para mejorar las reservas de agua en el suelo son, sin lugar a dudas, las precipitaciones que puedan ocurrir.
“Eran necesarios al menos 40 milímetros para lograr una mejora significativa”, afirmó la Bolsa de Cereales provincial, mientras que las zonas donde cayeron 15 milímetros no pudieron salir del estado de sequía.
Por eso, una semana con 40 milímetros de agua acaecida “es buena” y una con 15 “es muy escasa. El escenario anticipa un duro proceso que tendrán que atravesar los productores de cultivos, ante una campaña agrícola 2024/25 que ya venía golpeada. A principio de la temporada, este mismo escenario imposibilitó concretar el área planificada de varios granos.
La Bolsa de Cereales consideró que es una situación que, en mayor o menor medida, “suele observarse” durante todos los veranos, pero que posee una mayor improbabilidad en escenarios con el fenómeno "El Niño" muy instalado.
Panorama complicado y cambio urgente
“Estamos hablando de pérdidas diarias promedio cercanas a los 7 milímetros”, enfatizó en su último informe, con una mayor demanda de las coberturas, con exigencias atmosféricas y un desarrollo vegetativo de las plantas con alta tasa de evapotranspiración. Asimismo, unas tres semanas consecutivas sin lluvias “consumen todas las reservas” y dejan los cultivares “muy estresados”, agregó.
En ese marco, el organismo consideró que la última semana de enero no alcanzará para obtener un promedio de lluvias apropiado.El escenario climático “sigue alejado de las necesidades” agronómicas, que se acrecentan cada día en el que la sequía persiste en Entre Ríos.
Un cambio climático con buenas precipitaciones “debe ser perentorio”, aseguró la entidad bursátil, ya que los cultivos y áreas productivas comenzarán a registrar un menor rendimiento en sus lotes “que no podrá revertirse” si no ocurren lluvias durante los primeros días.
Las zonas en las que las plantaciones y producciones se encuentran con su período de floración corrido hacia febrero, posiblemente tengan una mayor posibilidad de lograr un rendimiento más cercano al promedio histórico que el resto de las implantaciones, abogadas a generar lo más posible.
Según la Bolsa, habrá que esperar qué entrega este último pasaje frontal de enero con la tormenta que se prevé para este lunes, y en qué zonas impacta.
El maíz, afectado
La falta de precipitaciones impactó de forma negativa en la condición fenológica del maíz de primera, que también lucha contra una de sus plagas. De las aproximadamente 205.000 hectáreas sembradas con el grano en el ciclo 2024/25, solo el 27% se mantiene en buen estado y con posibilidades de obtener rendimientos por encima del promedio de los últimos 10 años, ubicado en 5.500 kilos por hectárea.
Para poner en contexto, a fines de diciembre alcanzaba al 69% del maíz sembrado en toda la provincia.
En tanto, un 56% se mantiene con buena condición, un 16% en estado regular y el 1% restante permanece en mala condición. En términos de rendimiento por zonas, las zonas norte, este y sur de la provincia presentan promedios cercanos a los 6.500 kilogramos por hectárea, mientras que la zona espera rindes aún mejores: unos 7.000 kilos por hectárea.
En ese sentido, el rendimiento promedio provincial se ubicaría en los 6.600 kilos por hectárea, un 20% más que el promedio de la última década pero un 10% por debajo de la última campaña.
Por otra parte, los productores que más tarde sembraron registran un grano en etapa de llenado, a diferencia de la gran parte del territorio implantado que ya alcanzó la etapa de madurez e incluso existen zonas donde iniciaron la cosecha.
Presencia de la chicharrita
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Entre Ríos registró la presencia de adultos de Dalbulus maidis –conocida como la chicharrita del maíz– en 10 de los 14 puntos estratégicos de la provincia donde se realiza un monitoreo constante de la plaga, mediante observación visual de plantas de maíz y trampas cromáticas adhesivas.
Se trata de un insecto que propaga el “achaparramiento” del grano, una enfermedad agrícola muy perjudicial para la producción. Dicha enfermedad se transmite cuando el insecto, que se alimenta exclusivamente del maíz, come plantas enfermas y luego infecta otras sanas.
La chicharrita tiene una gran capacidad de adaptación, y se esparcen rápidamente con temperaturas altas como las que se han registrado las últimas semanas. Ante esta situación, el INTA recomendó:
- Incrementar la frecuencia de los monitoreos mediante observación directa de plantas de maíz, principalmente en cultivos que se encuentran en el período de mayor susceptibilidad a la incidencia de esta plaga, ya sea en emergencia o con entre 8 y 10 hojas desplegadas.
- Registrar en una planilla la cantidad de plantas observadas y los valores correspondientes a adultos de chicharritas por planta para estimar un promedio en esa zona.
- A partir de los resultados provenientes de dichos monitoreos, los productores deberán considerar implementar ciertas medidas de manejo ante la presencia del insecto, optando por algunos principios activos autorizados por el Senasa.