En Entre Ríos, la chamarrita se ha convertido en un símbolo de identidad, evocando la memoria colectiva y el orgullo de una herencia cultural que perdura. Para muchos entrerrianos, el género representa más que música; es un lazo que conecta generaciones. En cada acorde, se siente el latido de un pueblo que ha sabido enfrentar adversidades y celebrar su historia. Las letras de las canciones, sencillas pero profundas, abordan los anhelos y las vivencias de la gente del campo, convirtiendo así la expresión un medio para contar sus recuerdos, sus andanzas.
La chamarrita: el símbolo de identidad que une tradiciones
Un emotivo recorrido por la chamarrita, el género que atraviesa los corazones de quienes aman su tierra y luchan porque el legado perdure en el tiempo
Por Fernanda Rivero
Orgullo popular
Uno de los eventos más emblemáticos que celebra esta tradición es la Fiesta Provincial de la Chamarrita, que tiene lugar en la ciudad de Santa Elena. Este festival, que se celebra anualmente, reúne a artistas de renombre y a músicos locales, convirtiéndose en un punto de encuentro para quienes aman la música folclórica. Y para destacar lo anteriormente mencionado, no hay mejor historia que la que es contada por sus propios protagonistas, por eso, Ariel Ylibarren, entrerriano santaelenense, docente de música, tallerista y músico asegura que “la chamarrita es parte de la identidad de una ciudad, porque uno escucha las melodías de sus instrumentos característicos, como el acordeón, la guitarra y sus letras, que siempre son muy sentidas y pegadizas, y te remiten indefectiblemente a Santa Elena, Diamante, al litoral entrerriano”.
En Santa Elena, durante varios días, la ciudad se transforma en un escenario vibrante, donde se presentan espectáculos, danzas y concursos que resaltan el género y otros ritmos folclóricos. La fiesta atrae a los amantes de la música y también convoca a familias y visitantes que quieren disfrutar de la rica gastronomía regional y de las tradiciones entrerrianas. Es un espectáculo imperdible, lleno de alegría, popularidad y compromiso. El evento es una verdadera celebración del patrimonio cultural, donde los asistentes pueden participar de talleres, aprender a bailar y disfrutar de la calidez de la comunidad.
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“Es nuestra historia y nuestras raíces. Es un género muy rico, con muchos afluentes ya que mezcla muchas pasiones y culturas en cuanto a sus letras, y musicalmente brinda melodías y armonías muy virtuosas, dinámicas. De hecho, ella es producto de la inserción de las danzas azorianas en nuestra región, donde se mezcla con otras culturas y emerge como un nuevo género. Su evolución, la libertad y la frescura de su interpretación a través del baile ¿no nos habla acaso del norte entrerriano?”, medita Ylibarren.
La llamarada de la chamarrita sigue viva, alimentada por la pasión de los músicos y la dedicación de la comunidad. A pesar de los desafíos que enfrenta la música folclórica en la era moderna, la chamarrita se ha adaptado, integrando nuevos sonidos y estilos sin perder su esencia. Para los entrerrianos, la Fiesta Provincial de la Chamarrita se ha convertido en un baluarte de esta tradición, asegurando que el legado continúe resonando en el corazón de la provincia.
Es por eso que en cada acorde, en cada paso de baile, la chamarrita sigue contando la historia de Entre Ríos. Es un recordatorio de que la música tiene el poder de unir, de celebrar y de preservar la identidad cultural en el tiempo. A medida que el festival sigue creciendo, también lo hace la esperanza de que esta tradición perdure, iluminando el camino para futuras generaciones que, al igual que sus antepasados, encontrarán en la chamarrita un motivo para celebrar la vida.
Identidad
En la provincia, la chamarrita ocupa un lugar especial, junto al Tanguito Montielero, la chacarera estirada y la milonga. También es una danza que se origina en las islas Azores, llegando a Entre Ríos a través de rutas comerciales bajo el control de la nación charrúa. Este estilo se ha entrelazado con las tradiciones culturales de los charrúas, la herencia africana y la vida de los gauchos cimarrones. A lo largo del tiempo, las letras de sus coplas han evolucionado y se han "regionalizado", enriquecidas por la influencia de poetas cultos que han abordado diversas temáticas, incluyendo la belleza del paisaje, las costumbres y personajes de la región, así como el lenguaje propio de Entre Ríos. Al mencionar a la provincia, es fundamental destacar a artistas como Linares Cardozo, cuyas magníficas composiciones han sido clave en la difusión del repertorio musical entrerriano en todo el país.
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“Participar de los festivales es revivir años hermosos y comprobar, con asombro, cómo la fiesta provincial sigue moviendo corazones y generando nuevos talentos santaelenenses y los que se suman desde afuera. Se viven a pura adrenalina los días y horas previas, los preparativos, ensayos, vestuarios, pruebas de sonidos, que realmente valen la pena para que se pueda disfrutar a pleno desde arriba del escenario viendo el Anfiteatro Padre Fidel Alberto Olivera totalmente colmado. Les puedo asegurar que no hay nada más gratificante que recibir y llevarse con uno los miles de aplausos que bajan desde sus gradas. Este encuentro anual se hizo en los momentos buenos y otros no tanto de la ciudad. Incluso llegó a suspenderse en alguna ocasión por las circunstancias económicas y sociales adversas, pero nunca mermó su identificación y arraigo en la comunidad”, cuenta Ylibarren, una voz autorizada.
Y si hablamos de historia, es imposible no hablar de Los Hermanos Cuestas, el dúo folclórico de Diamante integrado por Néstor y Rubén Cuestas, quienes desde pequeños, comenzaron a interesarse por la música. Cuentan que Rubén, desde niño, silbaba imitando el sonido de los pájaros y con el tiempo llegó a perfeccionar esa técnica que hizo tan particular al conjunto. Y aunque los hermanos Cuestas no fueron los pioneros en la interpretación de la chamarrita, sí lograron una trascendencia notable. Rubén Cuestas solía señalar que su éxito no solo se debía a la calidad artística del dúo, sino también a la imagen que proyectaban en ese entonces, siempre vestidos de traje. Y, tal vez, esta presentación les permitió acceder a oportunidades que otros artistas no pudieron alcanzar.
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“La cultura es una herramienta para el desarrollo”, proclama Ylibarren, “porque implica entender qué nos moviliza, qué nos une, qué nos identifica”. Cada acorde, cada paso de baile, es un testimonio de la resiliencia de un pueblo que, a lo largo de los años, ha sabido enfrentar adversidades y mantener viva su cultura. La chamarrita, con su esencia auténtica, sigue resonando en cada rincón de la provincia, recordándonos que la música es un poderoso vínculo que une el pasado con el presente, uniendo generaciones y forjando un futuro lleno de esperanza.
Y así, entre recuerdos, risas, danzas y melodías, la llama de la chamarrita continúa brillando, iluminando el camino de los que vendrán. Que el legado perdure, y que cada entrerriano, ya sea de la llanura o de la ciudad, encuentre en este ritmo ribereño un motivo para celebrar su vida, su tierra y su historia. Porque al final del día, la chamarrita es el latido del alma entrerriana, un canto de amor a la patria que se siente en cada rincón de nuestra querida Entre Ríos.
"Pueblo que lucha da coplas", un texto de Vicente Suárez Wollert
Ha pasado casi medio siglo desde que Dardo Pablo Blanc, el intendente Pascual Arias, un puñado de santaelenenses y los legendarios hermanos Cuestas crearan lo que hoy es la Fiesta Provincial de la Chamarrita. Un banderín de recuerdo con un patito sirirí animado, una explanada en pleno centro cívico y una grilla convocante bastaron para convencer al pueblo de que había motivos para encontrarse y celebrar. Fue festival primero y Fiesta Provincial, después. Tuvo una edición virtual durante la pandemia, en el año 2021 y tiempo después se promulga la Ley 10.911 que permitió, a 47 años de su creación, declararla patrimonio intangible de nuestra Provincia.
Linares Cardozo dedicó gran parte de su vida al estudio y preservación del ritmo. A decir de Néstor Cuestas, hubiera desaparecido si no hubiésemos contado con su intuición y audacia. En el mismo sentido, la permanencia y sostenimiento de la fiesta en Santa Elena la primer semana de cada verano a lo largo de las décadas, ha contribuido a su difusión y sostenimiento, además de sumar nuevas composiciones al cancionero entrerriano con el Certamen de la Chamarrita Inédita, que cada año premia a la creatividad de músicos y aficionados que crean nuevas letras y las interpretan en el escenario mayor que lleva el nombre de Agustín Franco, considerado un legado musical para Entre Ríos.
El próximo 10 y 11 de enero la ciudad abre sus puertas al público y reafirma las palabras del maestro Linares: Pueblo que lucha, da coplas / para ir campeando sus penas / por eso le sobran coplas/ a tu pueblo, Santa Elena.