Por momentos parece que el trabajo y la salud corrieran por carriles opuestos. Uno exige rendimiento, productividad, presencia. La otra reclama atención, descanso, cuidado. Ambos, todo ello y más. Y por eso deberían ir de la mano, porque no hay trabajo digno sin salud, y no hay salud plena cuando se trabaja en condiciones que la complican.
El trabajo y la salud: una crisis silenciosa que empieza a hablarse
En 2024, más de 355 mil personas sufrieron enfermedades o accidentes en sus trabajo. En Entre Ríos, los problemas de salud mental alarman.
Marcelo Camoirano, secretario de Trabajo de Entre Ríos.
En Argentina, más de 355.000 trabajadores y trabajadoras sufrieron accidentes o enfermedades vinculadas a su actividad durante 2024. La cifra, que incluye 231 muertes, fue publicada por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
Pero no es un problema de números, y detrás de cada caso hay una historia: alguien que perdió días de trabajo, parte de su sueldo o de su salud, hasta incluso su vida.
Mientras, el sistema muchas veces apenas llega a registrar lo que ya pasó, e incluso en algunos distritos con datos incompletos, especialmente de enfermedades laborales que no se expresan de forma inmediata, como las respiratorias o de salud mental.
“Enfermar por trabajar”
Desde 2003, cada 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, una fecha impulsada por la OIT y la OPS para promover entornos laborales seguros y homenajear a las víctimas de enfermedades y accidentes laborales.
A nivel global, el panorama es igual de alarmante: cada año mueren casi 3 millones de personas por causas laborales.
La mayoría, por enfermedades vinculadas al trabajo, como dolencias cardiovasculares, cáncer o afecciones respiratorias. Los sectores más expuestos –como la actividad agropecuaria, industrial, minera o de construcción– coinciden con los que más emplean en condiciones informales.
En Argentina, según datos de la SRT, cerca del 40% de los trabajadores están en la informalidad.
¿Qué pasa en estos casos? No cuentan con cobertura por accidentes ni enfermedades, y muchas veces el miedo a perder el puesto impide hablar de lo que pasa o las dolencias (tanto físicas como mentales) que sufren al trabajar.
A eso se suma la falta de una legislación efectiva que fomente los controles de salud y seguridad.
Sin ese control, los empleadores deciden solos cómo cuidar la salud de sus empleados. Y aunque en 2017 se creó un Observatorio de Enfermedades y Accidentes Laborales, los datos aún son escasos.
Algunas organizaciones, como la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, remarcan que la mayoría de las enfermedades ocupacionales son prevenibles si se cuenta con controles médicos y ambientales adecuados.
La salud mental en Entre Ríos
En la provincia, la Secretaría de Trabajo comenzó un proceso para intervenir en esta situación, en una primera instancia sobre la administración pública.
“A grandes rasgos, hay fuerte patología de problemas de salud mental, en diversas formas de expresarse”, comentaron a UNO desde esa cartera.
Según la Mesa por la Salud Mental provincial, para cuidar esta parte de la persona hay que promover el bienestar “desde una mirada integral, interdisciplinaria y comunitaria”.
El trabajo, donde en muchos casos se pasa un tercio del día o más, es un ambiente clave para detectar las alertas y comenzar a prevenir otras problemáticas: aumento del consumo, ansiedad, depresión, un crecimiento de la violencia e incluso el suicidio, con cifras alarmantes en la provincia.
La propia entidad detectó que en Entre Ríos hubo un suicidio por día durante enero pasado.
El análisis no es sesgado, ya que la Mesa está constituida por más de 20 organizaciones de distintos tipos como sindicatos, centros de estudiantes, colegios de profesionales, agrupaciones universitarias, espacios políticos, movimientos populares o culturales, entre otros.
Comienza el registro
El secretario de Trabajo entrerriano, Marcelo Camoirano, destacó a este medio la implementación de la aplicación “Mi Trabajo”, que permitirá a los trabajadores estatales gestionar sus licencias médicas, legajos y demás documentación de forma virtual y ágil.
Pero lo más relevante no es la tecnología, sino lo que permitirá construir: una base de datos real sobre las enfermedades que afectan a los trabajadores entrerrianos.
“Empezamos a recolectar datos y generar bases para registrar las licencias médicas y demás datos”, explicó Camoirano y remarcó que eso permitirá “trabajar activamente con la temática”.
Para el funcionario, contar con información precisa es el primer paso para diseñar políticas públicas que vayan más allá de la emergencia.
“Es un tema que nos preocupa. Hay que trabajar en identificar cuáles son las patologías y empezar a trabajar en políticas activas de prevención de la salud”, subrayó.
Hasta ahora, las acciones avanzan de forma aislada. “Se hacen capacitaciones de prevención de adicciones, de RCP, y otros talleres y charlas pero son aisladas porque no se hacen en función de un dato específico, sino más que una agenda que se conoce en términos públicos”, explicó Camoirano a UNO.
El registro de la información es el primer paso para que la salud laboral deje de ser una cuestión que se gestione una vez que se dañó, para pasar a ser parte activa de las políticas públicas y de la sociedad.
Con las estadísticas frías, el desafío se posa en construir una cultura del cuidado donde los problemas de salud mental no se oculten, se prevengan enfermedades, en la que el ausentismo deje de ser un síntoma sin explicación y empiece a ser una señal de alarma.