La lombricultura genera fuentes de empleo en Santa Elena, a través de un proyecto que nació en una escuela hace más de una década, y se transformó en la Cooperativa de Trabajo Comunitario Cooperse Limitada. Su actividad principal es la producción de lombricompuesto, aprovechando y transformando residuos orgánicos a través de la utilización de lombrices rojas californianas, con una fórmula aprobado por la Facultada de Ciencias Agropecuaria de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).
La lombricultura genera empleo en Santa Elena y se afianza en un proyecto cooperativo
En Cooperse producen compost orgánico hace más de una década a través de la lombricultura. Abastecen a viveros de la provincia y hasta lograron exportarlo
Por Vanesa Erbes
Este emprendimiento está conformado por sus tres fundadores, que son docentes, y 22 personas más. “La mayoría son jóvenes que buscan una posibilidad de un trabajo digno”, contó a UNO Jorge Ruíz Díaz, uno de los impulsores de esta iniciativa, quien afirmó que lo que elaboran se comercializa en distintos viveros de Paraná y otras ciudades de la provincia.
Orígenes de la cooperativa epecializada en lombricultura
Sobre sus orígenes, Jorge rememoró: “Esto nació en la escuela Secundaria N° 8 General Manuel Belgrano, donde yo era profesor de Tecnología. En ese momento se trabajaban las materias de manera interdisciplinaria y me presentaron un proyecto las profesoras de Matemáticas, Geografía, Biología, invitándome a que participe con Tecnología. Comenzó así nuestro trabajo en equipo. La profesora de Biología eligió un desarrollo con distintos tipos de plantines, y nos propusimos mejorar el suelo, viendo cómo se podía hacer un componente y un nutriente”.
“En ese momento queríamos que se vean las distintas etapas de los plantines. Entonces, en Tecnología hicimos rectángulos en vidrio, aplicando Matemáticas y demás. Hacíamos el croquis y el diseño en un papel romaní. Diseñábamos peceras, que iban a ser las cunas para los plantines, y en un mes un vidriero nos armó ocho cunas con los recortes de los vidrios que le iban sobrando”, señaló.
Con distintos tipos de suelos y de nutrientes, fueron armando la fórmula que utilizan hoy, que posee las proteínas necesarias para que los plantines, según la especie, se desarrollen de la mejor manera, según mencionó el docente.
Luego hicieron una muestra en la que participaron algunas autoridades del gobierno de Entre Ríos, y asistió Ricardo Echtemendy, quien más tarde estuvo a cargo del Instituto de Promoción Cooperativa de Entre Ríos (Ipcymer). “A él le gustó nuestro proyecto, se interiorizó, le llamó la atención. Meses después nos consultó por qué no armábamos una empresa con esto, y ahí nos empezó a dar las primeras herramientas del cooperativismo. Así que hicimos nuestra cooperativa desde la economía social, con un grupo de jóvenes a los que les interesó. René Zaragoza, Nora Fernández y yo fuimos los tres profesores que la fundamos, que hicimos los grupos de trabajo, los formamos, gestionamos toda la documentación legal. Así empezó nuestra historia con el compuesto orgánico”, precisó Jorge.
“La cooperativa nació en el 2013, pero tuvimos la matrícula en el 2016”, aseguró el profesor, y mencionó: “Tenemos demanda en Entre Ríos, en otras provincias, y también llegamos a exportar a Uruguay a través de un convenio que hay entre cooperativas. Nos pudimos mantener e hicimos una buena relación con la firma Diatomid, por ejemplo, y vendemos en conjunto. Por ahí cuando nos falta producción, ellos preparan los análisis que tenemos y vendemos juntos para poder llegar”.
Alta demanda
En este marco, confió que “le tenía mucha confianza al producto”, y añadió: “Después empecé a ver que había muchos pedidos y hoy nuestro problema es que no damos abasto con la gran demanda que hay de nuestro lombricompuesto en los viveros en Paraná”.
Asimismo, explicó: “Nuestros productos tienen nutrientes que provienen de la zona y que es fácil conseguir, gracias al municipio y de las empresas que colaboran. Por ejemplo, un empresario de la zona que tiene depósitos de silos nos aporta granos, que los recuperamos, y el rastrojo. A todo eso lo transformamos en alimento para las lombrices californianas. Contamos con elementos y hacemos la descomposición en cunas. Lo que descompone la lombriz es el alimento que nosotros le vamos dando en 15 o 20 días, y a este nutriente que va quedando nosotros le hacemos un proceso de secado, de tamizado y lo envasamos”.
Proyección
A quienes trabajan en el lugar los impulsan a que se formen, y muchos iniciaron carreras universitarias o terciarias. “Les dimos la posibilidad de que estudien. Una de las chicas que está en la administración estudia enfermería, otro chico está terminando la secundaria, y así”, dijo.
“Cuando nos iniciamos en el cooperativismo no sabíamos lo que era, y hoy tenemos la posibilidad de seguir habilitados todavía para seguir trabajando. Apostamos a crecer y a salir adelante desde el cooperativismo, desde la economía social. Nosotros consideramos que somos una empresa de la economía social y eso me enorgullece”, destacó.
Por último, Jorge planteó que desean expandirse, y aseguró: “No nos quedamos con los brazos cruzados. Si hay empresarios que quieren invertir en esta producción, tenemos las puertas abiertas para un trabajo genuino en base a esto. Nuestra próxima instancia es llevarlo a un nivel industrializado, para que haya más lugares de trabajo”.
El número de contacto para llamar o escribir es el +5493437458662, y a través de Instagram: @coopersecooperativa.